Historia del uso medicinal de la plata

La plata se ha utilizado desde al menos 6 milenios para prevenir infecciones microbianas. Ha sido efectiva contra casi todos los patógenos contra los que ha sido probada y ha sido utilizada para tratar numerosas afecciones tanto infecciosas como no infecciosas – a veces con un éxito sorprendente. La plata también ha jugado un papel importante en el desarrollo de la radiología y en mejorar la cicatrización de heridas.

Existen registros de que los caldeos conocían la plata metálica ya en el año 4000 a. C., y era el tercer metal que se sabe que utilizaban los antiguos, después del oro y el cobre. Durante estos milenios, la plata ha sido utilizada para numerosas condiciones médicas, en su mayoría de forma empírica antes de entender o descubrir que los microbios eran los agentes de infección. El metal se utilizó en muchas configuraciones, incluidas vasijas u otros recipientes para líquidos, monedas, virutas, láminas, suturas, soluciones (por ejemplo, nitrato, óxido, bromuro, cloruro y yoduro), coloides que proporcionaban partículas finas, y coloides eléctricos (introducidos en 1924, y que proporcionaban partículas aún más pequeñas, desde 5 micrómetros a 50 nm de diámetro). Los coloides eléctricos de plata se convirtieron en el pilar de la terapia antimicrobiana en la primera parte del siglo XX hasta la introducción de los antibióticos a principios de la década de 1940. También se empleaban complejos de plata y proteína conocidos como proteínas de plata suaves. Estas formulaciones se administraban por vía tópica (mediante solución, ungüento o aplicación directa de coloides o láminas), por vía oral y por inyección. Para 1940, en los Estados Unidos, se comercializaban al menos 50 productos de plata.

Usos medicinales de la plata a.C.

Heródoto, el Padre de la Historia, cuenta que ningún rey persa, incluido Cirro, bebía agua que no fuera transportada en recipientes de plata, que mantenían el agua fresca durante años. Esto cobró particular importancia en los conflictos militares, donde el agua dulce de fuentes naturales no estaba fácilmente disponible. También se registró que los antiguos fenicios, griegos, romanos, egipcios y otros utilizaron plata de una forma u otra para conservar alimentos y agua, y esto incluso se empleó durante la Segunda Guerra Mundial.

La aplicación de placas de plata para lograr una mejor cicatrización de heridas fue utilizada por los macedonios, y fue quizás el primer intento de prevenir o tratar infecciones quirúrgicas. Hipócrates utilizó preparaciones de plata para el tratamiento de úlceras y para promover la cicatrización de heridas. Es probable que el nitrato de plata también se usara médicamente porque se menciona en una farmacopea publicada en Roma en el año 69 a.C.

Usos médicos d.C. hasta 1800

El primer registro claro del uso de nitrato de plata como agente médico fue informado por Gabor en 702–705, y Avicena usó limaduras de plata como purificador de sangre en 980 d.C. y también para prevenir palpitaciones del corazón y para tratar el mal aliento. Algo más tarde (1520), Paracelso utilizó plata internamente y también aplicó nitrato de plata como cáustico para el tratamiento de heridas, práctica que continúa en la actualidad. En 1614, Angelo Sala administró nitrato de plata internamente como contrairritante, purgante, y para el tratamiento de infecciones cerebrales. Durante esta misma época, los alquimistas, que conectaron los siete planetas con los siete días de la semana, así como con partes del cuerpo, conectaron la plata con la luna y el cerebro, dando origen a términos como “luna plateada” y “lunático”. Más tarde, la plata se puso de moda para el tratamiento de la epilepsia cuando un epiléptico dejó de tener convulsiones después de tragarse una gran moneda de plata que se usaba para evitar que se mordiera la lengua.

Durante los primeros años de los pioneros en Norteamérica, cuando no había refrigeración y era necesario transportar agua a través de largas distancias, era una práctica común arrojar monedas de plata en el recipiente de transporte para conservarla. Esta práctica también se utilizó para conservar la leche y evitar que se pudriera, sin saber que era la prevención del crecimiento bacteriano lo que causaba el efecto.

A finales de 1700, Anton van Leeuwenhoek inventó el microscopio, lo que llevó a la examinación de casi todas las sustancias y tejidos. Se descubrieron animálculos, pequeñas partículas viables que ahora se sabe que son bacterias, pero su presencia en la boca y los tejidos de personas sanas convenció a algunos de que no estaban asociados con enfermedades. Pronto, otros comenzaron a reconocer que podrían ser agentes de infección.

Las familias privilegiadas usaban utensilios de plata para comer y, a menudo, desarrollaban una decoloración gris azulada en la piel, la argiria, que se dice dio origen al término “sangre azul”. Además, las personas privilegiadas solían evitar la luz del sol, con lo cual esta condición puede haber resultado aún más evidente. No hay documentación acerca de la prevalencia de la argiria antes del 1800, pero hay registros de que estaba asociada con una tasa de mortalidad reducida durante las epidemias de la peste y otras enfermedades infecciosas.

Usos médicos 1800-1900

Hacia 1800, se aceptaba ampliamente que el vino, el agua, la leche y el vinagre permanecían puros durante períodos de tiempo más prolongados cuando se almacenaban en recipientes de plata. El nitrato de plata también se usó con éxito para tratar úlceras de la piel, fracturas compuestas y heridas supurantes, mucho antes de la época de Lister.

J. Marion Sims

Una de las contribuciones seminales a los usos médicos de la plata fue la del doctor J. Marion Sims en 1852. Sims se concentró en el problema de las fístulas vesico-vaginales, que se originaban en el parto, especialmente en esclavas que a menudo tenían raquitismo y pelvis deformadas. Estas mujeres jóvenes, por lo demás sanas, se convirtieron en marginadas sociales debido a su continua incontinencia, suciedad y mal olor. Esto fue poco después de que Semmelweis lograra disminuir la sepsis puerperal mejorando la higiene a través del lavado de manos, pero antes de que Pasteur demostrara que las bacterias causaban enfermedades y mucho antes del uso exitoso de antisépticos por parte de Lister para prevenir infecciones en el sitio quirúrgico en 1867. Sims llegó a mantener a estas esclavas en un pequeño hospital cerca de su casa para poder estar más atento a su cuidado. Intentó muchas veces reparar las fístulas quirúrgicamente usando suturas estándar, como seda, pero todos estos intentos fallaron. Convencido de que la plata tenía propiedades curativas, hizo que su platero fabricara finos alambres de plata que luego usó como suturas para cerrar las fístulas. Esto fue un gran acierto, el primer caso de éxito tratándose de una mujer esclava llamada Anarcha, que había sido sometida a 12 cirugías anteriores utilizando seda para el cierre. Sims fue ampliamente reconocido como el primer cirujano estadounidense en lograr renombre internacional, viajando por toda Europa para demostrar sus técnicas exitosas. También usó catéteres de plata para la desviación urinaria hasta que las reparaciones sanaran. En un momento, Sims declaró audazmente que el uso de suturas de plata fue una de las principales contribuciones a la cirugía en el siglo XIX. Se introdujeron otras suturas revestidas de plata, pero el éxito de éstas no está muy bien documentado.

Carl Siegmund Franz Crede

Otra contribución fundamental fue realizada en la década de 1880 por el doctor Carl Siegmund Franz Crede, un obstetra alemán, quien fue pionero en el uso de gotas oftálmicas de nitrato de plata para prevenir la oftalmía neonatal (oftalmía gonorreica) en los recién nacidos. Primero usó una solución al 2%, pero luego se redujo a una solución al 1% debido a la irritación que causaba la concentración más alta. Esta fue una terapia altamente efectiva, reduciendo la incidencia de oftalmía neonatal de 7,8% a 0,13% en 13 años. Debido al éxito de este método, el uso de gotas oftálmicas de nitrato de plata en recién nacidos fue ampliamente aceptado en todo el mundo y, en numerosos países, esta terapia fue obligatoria por ley y persistió hasta después de la introducción de antibióticos efectivos.

A B. C. Crede, un cirujano, se le atribuye ser el primero en emplear plata coloidal para la antisepsia de heridas en 1891, después de observar a Halsted aplicando láminas de plata a las heridas para tratar infecciones. La aplicación tópica de sales de plata se convirtió en una terapia común. Crusius usó nitrato de plata para el tratamiento de lesiones por quemaduras en la década de 1890, mucho antes de su reciente redescubrimiento. Vonnaegele se dio cuenta de que los efectos antibacterianos de la plata se podían atribuir principalmente al ion de plata y realizó estudios sistemáticos que llevaron a descubrir que la plata era un agente antimicrobiano eficaz para casi todos los organismos unicelulares (al menos 650 especies), pero en ocasiones no contra el moho o algunos parásitos.

La plata también tuvo otro uso en la medicina durante el siglo XIX, cuando Konrad Röntgen descubrió en 1895 que los rayos X activaban los cristales de haluro de plata, lo que hacía posible registrar imágenes radiográficas.

Usos médicos 1900-1940

Halsted fue uno de los primeros cirujanos estadounidenses en abogar por el uso de láminas de plata para el vendaje de heridas y a menudo se usaban suturas de plata en las incisiones quirúrgicas para prevenir infecciones. El uso de la plata para el tratamiento oftalmológico se extendió considerablemente.

Roe usó una forma coloidal de plata en el tratamiento exitoso de úlceras corneales infectadas, queratitis intersticial, blefaritis y dacriocistitis. También se reportó que la plata coloidal es un tratamiento eficaz para la sepsis puerperal, la sepsis estafilocócica, la amigdalitis, la epididimitis aguda y otras enfermedades infecciosas.

Entre 1900 y 1940, decenas de miles de pacientes consumieron plata coloidal y se administraron varios millones de dosis de plata por vía intravenosa. Si bien esta terapia generalmente es segura, se demostró que altas dosis de plata, cuando se administran por vía parenteral, pueden causar convulsiones o incluso la muerte, y que la administración oral de grandes dosis puede causar trastornos gastrointestinales.

Argiria

La deposición de plata en la piel y otros tejidos llegó a ser una complicación conocida de la terapia con plata. Debido a esto y al uso cada vez mayor de la plata para la terapia médica, la Asociación Estadounidense de Productores de Plata reclutó a W.R. Hill y D.M. Pillsbury para examinar la incidencia y las consecuencias de la argiria.

Buscaron en la literatura mundial y pudieron encontrar 357 casos hasta 1939; los primeros casos habiéndose registrado en el siglo XVIII. Se hizo evidente que los compuestos de plata administrados por cualquier vía, excepto la piel intacta, podían producir argiria cuando se usaban durante un período de tiempo suficientemente largo. Sin embargo, la argiria crónica parecía no causar alteraciones patológicas de los órganos afectados y no tener consecuencias fisiológicas importantes. En la práctica clínica, el tracto gastrointestinal probablemente es el sitio más importante para la absorción de plata. Una vez en el cuerpo, la plata puede depositarse en la mayoría de los tejidos, excepto en el tejido nervioso y en el músculo esquelético.

Doscientos treinta y nueve de los 357 casos de argiria habían ocurrido como resultado de la administración de plata por indicaciones médicas. El resto estaba relacionado principalmente con usos industriales como minería y refinamiento. En solo 16 de los 239 casos en los que se administró plata por indicaciones médicas, se había utilizado durante menos de un año, y la mayoría habían tomado plata durante mucho más tiempo, hasta 20 años. El nitrato de plata fue responsable del 49% de estos casos. La dosis total de plata necesaria para causar argiria con arsfenamina de plata fue de aproximadamente 6 g, o 0,9 g de plata metálica. En un caso interesante, el único contacto con la plata fue cuando se usaron estructuras de plata para reparar una hernia.

Hoy en día se sabe que la argiria es una afección causada cuando se ingieren niveles excesivos de plata de manera continua y los canales normales de eliminación del cuerpo se saturan. Como resultado, el exceso de plata no puede eliminarse eficazmente del cuerpo y termina almacenándose en los órganos y tejidos, y después es expulsado hacia la piel. Luego se oxida al exponerse a la luz, y mancha permanentemente la piel de azul o gris.

Usos recomendados de la plata para el s. XX

Con el tiempo, las indicaciones bien establecidas para el uso efectivo de la plata fueron para la purificación del agua, apósitos para heridas para promover la cicatrización, prevención y tratamiento de infecciones, higiene dental (prevención y corrección de piorrea, gingivitis y mal aliento) , afecciones oculares (principalmente la prevención de la oftalmía neonatal) y otras complicaciones infecciosas.

Existe evidencia de su uso para la epilepsia y los trastornos del sistema nervioso central, una variedad de trastornos digestivos, como tónico en la vejez o la discapacidad, y para el tratamiento de la artritis, las hemorroides, la caspa y las verrugas. También se recomendó para una amplia variedad de otras enfermedades como diabetes mellitus, obesidad, resfriados, psoriasis, alergias y muchas otras. Cabe aclarar que la efectividad para muchas de éstas es aún objeto de estudio.

En definitiva, históricamente, la plata ha sido un importante agente terapéutico en la medicina, especialmente en enfermedades infecciosas, incluidas las infecciones quirúrgicas.

Referencias

1. Hill WR, Pillsbury DM. Argyria–The Pharmacology of Silver. Baltimore. Williams & Wilkins, 1939.

2. Grier N. Silver and its compounds. In: Block SS, ed. Disinfection, Sterilization and Preservation. Philadelphia. Lea & Febiger, 1968.

3. Sims MJ. The Story of My Life. Marion-Sims H, ed. New York. D. Appleton & Co., 1884.

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